De la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez :
“Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881.
Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza,
con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia
en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces
años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad..”
Aquí relata la añoranza de su infancia que él evocará llena de ventanas
y puertas desde las que contempla el mundo. Un mundo, el andaluz,
tremendamente clasista, visto por un niño, consentido y solitario, como
él mismo se ve en una carta dirigida a su prima María. Estos recuerdos
se convierten en elementos poéticos, como la luz, el mar… Pero no los ha
vivido, sino contemplado. Así se construye la poética de un hombre
solitario y apasionado contemplador. En esta tarea, su gran compañera
siempre será la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente.
Soledad introspectiva con la que busca la emoción ante la visión de la
belleza.
En la adolescencia parte a Sevilla con
la intención de hacerse pintor y abogado. Pero, nunca acabará derecho
pues las artes (pintura y poesía) le atrajeron más. La familia del
poeta, “culta, tradicionalista y conservadora”, no se opuso; muy al
contrario, contó con el apoyo de ellos, en especial de su madre. La
economía familiar se lo permitía. En Sevilla, aún adolescente, la
lectura de Bécquer le había puesto en contacto con la poesía. Por la
poesía, contraviniendo la voluntad de su padre, deja sus estudios.
En el año 1900,
con 19 años, se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los
grandes poetas modernistas. Especial es la admiración que sentirá hacia
Rubén Darío. Publica sus dos primeras obras Nínfeas y Almas de Violeta,
cuyos títulos son sugeridos por Villaespesa y Rubén Darío.
Antes del verano vuelve a Moguer enfermo
de neurosis depresiva. Un año después su familia le interna en un
sanatorio francés para enfermos mentales, escribe Rimas bajo influencia
de los simbolistas y parnasianos franceses. En septiembre es ingresado
en el sanatorio del Rosario de Madrid. En la habitación del sanatorio
organiza reuniones a las que asisten Machado, Valle-Inclán, Benavente…
Allí pasa dos años de grato recuerdo.
En 1905,
una nueva crisis depresiva le lleva a Moguer. En este viaje pergeña
Platero y yo y sigue escribiendo poesía amorosa bajo el signo del
simbolismo; así es el poema El viaje definitivo.
Los años siguientes serán duros para el
poeta. Se agudiza su crisis depresiva a lo que se une el descalabro
económico de la familia.
En 1911,
animado por Ramón Gómez de la Serna, decide vivir definitivamente en
Madrid. Sin embargo, se irá alejando del vanguardismo de éste atraído
por el ambiente intelectual de la Residencia de Estudiantes. Allí se
instala en 1913, año en que conoce a Zenobia Camprubí Aymar, de quien se
enamora profundamente. Tras sus primeras negativas y gracias a la
insistencia del poeta, como refleja uno de sus mejores libros de poemas
de amor, Estío, conseguirá su propósito, siendo finalmente aceptado por
la cultísima Zenobia.
En 1916,
Juan Ramón viaja a Estados Unidos para casarse con Zenobia. Este
acontecimiento será decisivo para la vida y obra del poeta. Había
prometido a su amada el libro de poemas más hermoso jamás escrito. Lo
cumplirá en parte con Diario de un poeta recién casado. Pero, el
redescubrimiento del mar se convierte en uno de sus más importantes
símbolos poéticos, hasta el punto de que cambiará luego el título a este
libro por Diario de poeta y mar. Esta obra supone la frontera entre las
dos grandes etapas en que suele dividirse su obra: la poesía sensitiva (1898-1915) y la intelectual(1916-1936).
Es una poesía pura con una lírica muy intelectual, a menudo de difícil
comprensión para muchos lectores. Durante este viaje, contacta con la
poesía anglosajona, su mujer será la traductora de Rabrindanath Tagore.
Cuando vuelve a Madrid encabeza
movimientos de renovación poética, logrando una gran influencia en los
inicios de la más prolífica generación del siglo XX; la Generación del
27. Su libro Eternidades (1918) es
uno de los más influyentes en la poesía española del siglo pasado. Sin
embargo, las nuevas corrientes literarias que llegan a España a finales
de los años veinte, especialmente el Surrealismo, harán que los de esta
Generación vayan dando la espalda al ideal de poesía pura de Juan Ramón.
De 1921 a 1927 publica en revistas parte de su obra en prosa. De 1925 a 1935 publica
sus Cuadernos, en los que aparece casi todo lo que escribe en este
periodo: poemas, cartas, retratos líricos de escritores y recuerdos
literarios.
En 1936 estalla
la guerra civil y se mantiene fiel del lado republicano llevando un
importante labor de acogida de niños huérfanos. Juan Ramón y Zenobia
marchan a Washington, habiendo dejado sus ahorros para atender a los
huérfanos; él será el agregado cultural de la Embajada de España. Es
invitado a dar conferencias en la Universidad de Miami. Con la victoria
de Franco en la guerra, el matrimonio decide mantenerse en América en el
exiliado. La tendencia depresiva del poeta hará que el exilio le aleje
de la realidad e intensifique su aislamiento social. Durante estos años
recibe el reconocimiento literario en toda América.
En 1950, se instalan en Puerto Rico, que se convertirá en su segunda patria. Zenobia es operada de cáncer de matriz en1951, en 1954 se agrava la situación de la esposa.
Octubre de 1956 tiene para el poeta dos caras: la concesión del Premio Nobel de Literatura el día 25 y la muerte de Zenobia el día 28 en la clínica Mimiya de Santurce (Puerto Rico). Juan Ramón se recluye en su casa, en la más absoluta oscuridad.
“…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando,
y se quedará mi huerto con su verde árbol
y con su pozo blanco.
y se quedará mi huerto con su verde árbol
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las esquilas del campanario.
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las esquilas del campanario.
Se morirán los que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;…”
y el pueblo se hará nuevo cada año;…”
El 29 de mayo de 1958, totalmente desolado, muere en la misma clínica que su esposa. El 6 de junio,
su sobrino Francisco Hernández-Pinzón traslada los cuerpos de Zenobia y
Juan Ramón a España, cumpliendo el deseo de sus tíos. Tras varios días
de celebraciones y homenajes, reciben sepultura definitiva en el
Cementerio de Jesús, Moguer.
Os remito también al BLOG DE COEDUCACIÓN del IES Las Fuentezuelas al, al artículo que escribí sobre Zenobia, una mujer admirable.
Y como curiosidad, os dejo este enlace de una historia de amor platónico que sufrió por él la artista Marga Gil
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